Habla, roca (Pedra de Abalar de Muxía)

Las rocas hablan, ya sabéis, y más en aún en Galicia, tierra llena de leyendas, magia y hechizo en torno a esta materia intemporal. De siempre las piedras han llamado la atención de nuestros ancestros y no hay pueblo, aldea o lugar que no tenga su mito en torno a un granito de formas caprichosas o desafiando la gravedad en posiciones inverosímiles. Las hay que son oráculo, de la fertilidad, curativas, guardianas de tesoros, funerarias… y entre las muchas que abundan, la Pedra de Abalar de Muxía es probablemente una de las más conocidas. Y desde este blog de Gesmemori, como especialistas que ofrecemos un software funerario y gestión funeraria, os vamos a hablar un poco más de ella.
Esta roca mítica está asociada a la tradición jacobea y a la cultura popular en el Camino Fisterra-Muxía, cerca del gran santuario mariano de A Nosa Señora da Barca. La leyenda dice que las grandes piedras son los restos del barco pétreo en el que llegó la Virgen para dar ánimos a Santiago en su predicación por esos remotos confines del mundo. Así que en las costas de Muxía y próximos al santuario mariano están el casco, la vela y el timón del barco de la Virgen. Es el casco el que se identifica con la famosa piedra de “abalar”, perteneciente al conjunto de piedras oscilantes –“abalar” en gallego significa agitar, mover, tener un movimiento de vaivén-, consideradas desde antiguo dispensadoras de todo tipo de propiedades, desde mágico curativas a propiciadoras de la fertilidad. Esta piedra tiene un perímetro de unos 30 metros, un espesor entre 15 y 30 centímetros, una longitud de 8,70 metros y una anchura de casi siete.
Dicen que no dejó de “abalar” durante siglos hasta que en 1978 un temporal que afectó a toda la costa gallega la desplazó de su lugar primitivo, rompiéndole un trozo, siendo reparada más tarde en varias ocasiones. Los testimonios de vecinos y foráneos son de todo tipo. Unos cuentan que la piedra “abala” cuando quiere y que incluso con varias personas encima, a veces no se mueve. Otros dicen que “abala” sola y que cuando lo hace es premonitorio de desgracias.
Según observan varios investigadores, las piedras oscilantes revelaban la inocencia o culpa de un reo, según consiguiera o no hacer mover la gran roca. En la antigua Bretaña, al igual que en Galicia, las piedras oscilantes también servían para demostrar la virginidad de una doncella. También existen leyendas de tipo religioso relacionadas con este conjunto pétreo. Vicente Risco cuenta que durante los años que duró la guerra entre Castilla y Portugal la piedra no “abaló”, y también se dice que cuando quisieron robar en el santuario da Barca la piedra comenzó a agitarse tan fuerte que el sonido despertó a los vecinos e hizo huir a los ladrones.
Cerca, otra piedra que despierta expectación y curiosidad es la de Os Cadrís, considerada la vela del barco de la Virgen a la que se atribuyen propiedades curativas, especialmente para los dolores de espalda y afecciones reumáticas. Mide casi siete metros de largo y siete y medio de ancho y tiene una oquedad que permite al devoto deslizarse bajo ella. Para que se produzca la curación hay que pasar bajo ella –con fe- nueve veces consecutivas. De esta piedra y de la significación del gran santuario mariano da Barca os hablaremos también con detalle en otro blog de Gesmemori.

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