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Santo Cristo de Fisterra, Cristo de la barba dorada…

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En estos recorridos mágicos, deslumbrantes y llenos de creencias y rituales que os proponemos a menudo desde el blog de Gesmemori, es obligado irse al fin del mundo. Está en Galicia y se llega a través de un litoral poblado de santuarios e iglesias que miran al mar desde lo alto. En dirección al Finis Terrae del mundo grecorromano (Finisterre), además del cabo, del faro, del pueblo y de las olas que baten con fuerza contra las rocas está la iglesia de Santa Maria das Areas, un templo románico del siglo XII donde está el famoso Cristo de la Barba Dorada, del que cuenta la leyenda que llegó a la villa arrastrado por el mar.

El Camino jacobeo de Fisterra y Muxía refleja fielmente el histórico grito del peregrino que exclama ¡Ultreia! (“¡Vamos allá!”), mientras que otro le responde ¡Et suseia!  (“¡Y vamos más arriba!”). Ambas expresiones tienen su origen en el Códice Calixtino, la primera guía del Camino de Santiago de la historia. Más allá de la meta en Compostela –tras haberse postrado a los pies del Apóstol– muchos peregrinos deciden conocer el fin del mundo y no dudan en emprender los casi noventa kilómetros que restan a Fisterra.

En la carretera de acceso al faro del Finis Terrae se levanta la iglesia de Santa Maria das Areas, de gran riqueza artística, siempre influenciada por las corrientes arquitectónicas aplicadas en la catedral de Santiago, y por el influjo del propio Camino. El templo actual tiene elementos románicos, góticos y barrocos, añadidos en los siglos posteriores. En el interior está la capilla del Santo Cristo da Barba Dourada (Santo Cristo de Fisterra, Cristo de la barba dorada, vengo de tan lejana tierra, Santo, por verte la cara”, reza la canción popular), protagonista indiscutible de la semana santa fisterrana y al que se atribuyen numerosos milagros.

Cuenta la leyenda que la imagen era transportada por un barco que hubo de arrojarla al mar, en punta Cabanas, a fin de amainar el temporal que azotaba la zona y proseguir así su viaje. El Cristo fue recuperado después por un pescador. Otra leyenda afirma que a la imagen le crecen el pelo y las uñas. Lo que sin duda es cierto es que en el domingo de Pascua de Resurrección se celebra en el exterior de la iglesia la fiesta y romería del Santo Cristo. Uno de sus momentos más significativos tiene lugar cuando la procesión llega al templo y comienza la Danza das Areas, baile con varios siglos de antigüedad.

La imagen, de más de dos metros de alto, sorprende con su realismo. La talla está recubierta de piel de carnero, tiene pelo natural y se dice que las uñas son humanas. La leyenda cuenta que fue tallada, junto a las de Ourense y Burgos, por el mismo Nicodemo, testigo directo de la crucifixión y que en el lugar de la playa donde arribó se encontraba el Ara Solis romano, que el Apóstol Santiago mandaría destruir.

En cualquier caso, es una visita imprescindible que desde Gesmemori os recomendamos. Recordando también las estrofas a Él dedicadas: “Santo Cristo de Fisterra, Cristo da barba dourada. Veño de tan lonxe terra, Santo, por te ver a cara.”

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